Gabriela* – como prefiere ser nombrada – ha aprendido de la experiencia vivida con su hija, que escuchar es la forma más efectiva para aportar en la solución de uno de los principales problemas de salud pública: el suicidio.
“Si tú tienes un problema y no lo cuentas, se va volviendo más grande y termina en cosas muy feas, como hacerte daño o quedarte llorando toda una noche intentando calmarte”.
Es el testimonio de Julieta* (nombre cambiado para proteger la identidad), una adolescente de 15 años que ha transitado, junto a su madre, un difícil camino para superar dos intentos de suicidio y el cutting (cortes intencionales en la piel) con las respectivas consecuencias emocionales, familiares, sociales y económicas que esta problemática trae consigo.
Según cifras recientes de la Organización Panamericana de la Salud – OPS –, en el mundo se producen aproximadamente 700.000 suicidios al año. En 2021, 100.933 personas murieron por esta causa en la región de las Américas y entre 2000 y 2019, la tasa de suicidio estandarizada por edad aumentó en un 17 % en la misma zona.
El 10 de septiembre se celebró el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y durante todo el mes se realiza una conmemoración que tiene como objetivo crear conciencia en la población sobre la importancia de hablar del tema abiertamente para prevenir el evento.
La historia de Julieta y Gabriela*
Julieta es la mayor de dos hijas, fruto de la unión de Gabriela con su expareja. “Ella tuvo un hogar disfuncional con un papá que hoy en día es ausente. En el tiempo que convivió con nosotras tampoco estuvo muy presente, porque no estaba ahí para brindarle enseñanzas ni acompañamiento”, explica la madre.
En su infancia, Julieta siempre anheló tener un hermanito. A los cinco años su sueño se hizo realidad con la llegada de una niña que completó la familia y aunque nació bien, a los pocos meses aparecieron los primeros síntomas de una enfermedad huérfana que la llevó a permanecer por largos períodos hospitalizada. Finalmente, no respondió a los tratamientos y falleció de dos años.
“En ese momento no pensé que eso me iba a afectar tanto, pero después empecé a sentirme muy sola porque, la verdad, quería una hermana y una compañía, porque ser hija única es muy maluco. No tienes alguien para hablar, para jugar y para que te entienda. Eso me pegó muy duro y alguien cercano me dijo: ‘¿Usted por qué no se va con ella?’ Entonces mi ser de ese entonces como que no captaba que si me moría ya no volvía. Ahí fue que tuve mi primer pensamiento suicida. Tenía siete años y era un impulso por estar solo con mi hermanita”, relata de manera pausada Julieta.
En busca de ayuda
Después de ese primer episodio, Gabriela buscó apoyo médico y tratamiento psicológico para ayudar a Julieta a elaborar el duelo. En el proceso descubrieron que había alteraciones emocionales que desencadenaron depresión, ansiedad y una tendencia suicida.
Sumado a estos antecedentes, Julieta fue víctima de bullying en el colegio, situación que obligó a su mamá a cambiarla a otro que se ajustara a las recomendaciones de los especialistas. Allí logró hacer amigos, pero la pandemia de covid-19 la aisló nuevamente.
“En las noticias solo se hablaba de muerte, estábamos cada día peor y ella era solo con juegos en su celular, porque no podíamos salir. Eso la fue enfrascando más, entró en una crisis e intentó otra vez hacerse daño.
Marcamos la línea 123 y solicitamos ayuda. Dije que tenía una niña de 10 años que estaba en situación de riesgo. Pedí apoyo de la Policía, porque debía usar la fuerza y no quería que pensaran que se trataba de maltrato. Nos dijeron que eso era ya un Código Dorado y me informaron cuál era el centro de atención más cercano.
La Policía llegó y nos hizo el acompañamiento. Cuando llegamos nos recibió un profesional de la salud que ya estaba pendiente del caso, porque desde que llamamos activaron una ruta de atención. Nos explicaron todo el proceso, cómo y qué íbamos a hacer”, cuenta Gabriela.
Julieta pasó unos días en urgencias y, luego de varias remisiones, la enviaron a casa con terapias y antidepresivos. Después de tres meses de tratamiento, el psiquiatra le dio de alta y le realizó el desmonte gradual de los medicamentos.
Continuó en consulta con neuropsicólogo, psicólogo y terapias cognitivo conductuales. Su evolución fue satisfactoria, aprendió a ver el mundo desde otra perspectiva, con otros caminos viables, comprendió que cuenta con ayuda, que podía continuar adelante, empezó a socializar más y aprendió a asimilar las normas de convivencia.
Caer para levantarse
“Hubo un momento en el que se me mezclaron todas las situaciones: familiares, personales y amorosas y colapsé. En ese entonces yo tenía una amiga a la que estaba ayudando a salir del cutting y dije: ‘¿Por qué yo no lo intento? De pronto me sirve de algo eso’.
Lo que yo pensaba en ese momento era que el dolor físico opacaba el dolor mental. Las cortadas son como un tipo de droga, porque dicen que te sacan de los problemas. Lo mismo me pasó a mí: en un momento me sacaron de los problemas, pero no fue tan efectivo al final”, reconoce Julieta.
Gabriela, una vez más tomó las riendas y afrontó la situación. Indagó con su hija qué le ocurría y gracias al acompañamiento familiar y tratamiento profesional, madre e hija lograron enfrentar con éxito esta nueva batalla y hasta ahora van victoriosas en el proceso.
Dos mundos diferentes
Julieta cursa grado noveno y sueña con estudiar medicina. Siempre reflexiva, sensible, de tono suave y pausado al hablar, una pequeña dama introvertida que ve el mundo desde un punto de vista más trascendental y su pasatiempo principal lo vive a través de la pantalla de un celular.
“Yo no tenía amigos, no socializaba y mi única ‘vida social’ era por juegos, entonces no le daba mucha importancia a lo que me pasaba a mí, sino a lo que pasaba en el celular. Después ya sí sentí como que había muchos problemas en mí que me iban a afectar más en un futuro. Por ejemplo, a cada rato uno estar como decaído, no quererse levantar de una cama y hacer las cosas porque son una obligación; ahí sí fue cuando yo ya dije: ‘Necesito ayuda’”, relata Julieta.
Por su parte, Gabriela es una joven madre llena de fortaleza interior que ha sabido usar a su favor para enfrentar las adversidades. Enfocó su vida profesional en el área de las ciencias sociales. Es enérgica, jovial, extrovertida y directa al expresar sus posturas y opiniones.
Ella ha vivido la experiencia desde un punto de vista diferente: “Es muy teso porque nunca he pensado en hacerme daño. Obviamente tengo mis bajas, donde me siento a llorar y me pregunto por qué a mí, pero vuelvo y me levanto.
Fue muy complejo tratar de entender que una niña de 7 años pensara algo así, porque uno cree que solo les va suceder a los adultos. En la segunda crisis fue muy impactante. Pensaba: ‘¿Donde yo llegue minutos después?’
Es difícil comprender esa situación por el temor de que lo volviera a intentar. Mejor dicho, quedé como una supervisora, porque ya miraba que no fuera a hacer nada.
Con lo del cutting comencé a botar objetos con los que pudiera lesionarse, pero por más que uno intenta siempre había cosas. A veces era muy desgastante, porque ese pensamiento de pronto la agobiaba a ella y podía sentir que la estaba acorralando”.
Ambas continúan recorriendo el mismo camino, pero desde orillas diferentes. El gran reto es que al final deben cruzar juntas el umbral, porque su meta es la misma, aunque tengan visiones distintas.
La vida hoy
“Voy en un proceso de mejora. Cuando tú vas bien llegan golpes de la vida y vuelves a recaer. Son momentos de altibajos y eso me afecta, pero hay algo que me agradezco internamente y es que dado algunos problemas iba a empezar otra vez con las cortadas, pero pensé las razones por las que lo iba a hacer y dije: ‘Esto no vale la pena’.
Estaba limpiando mi habitación, vi todas las cuchillas oxidadas ahí y dije: ‘Esto ya no me sirve, no lo voy a necesitar más’. Con mucha duda y ansiedad logré botar eso y hasta hoy no he vuelto a recurrir a esos métodos”, afirma orgullosa Julieta.
Actualmente, madre e hija asisten a terapias semanales, pero con una menor intensidad que la inicial. Julieta, para continuar su proceso de recuperación, y Gabriela, para aprender a manejar la situación y comprender mejor a la adolescente.
“La asesora del colegio la ha visto socializar un poco más. En el aspecto familiar va mejorando. Todavía le falta porque hay que hacerle entender muchas cosas. En la casa a veces se encierra y le digo: ‘Si se siente mal y hay que llorar, hay que llorar; si hay que hablar, hay que hablar’. Trato de no victimizarla cuando me cuenta algo, sino de hacerle ver que lo que pasa es un aprendizaje y hay soluciones. En parte le ha ayudado, porque ya se comunica más”, expresa optimista Gabriela.
Hoy Julieta tiene una perspectiva diferente que le permite seguir adelante. Afirma no sentirse tan agobiada ni pensar e imaginar cosas que no debe.
Escuchar y saber comunicar para prevenir el suicidio
“Cambiar la narrativa” es el lema con el que la Organización Panamericana de la Salud – OPS – conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio 2024 -2026. Con este busca generar consciencia, romper estigmas, promover la comprensión y el apoyo para prevenir el suicidio.
La experiencia con su hija le ha enseñado a Gabriela: “El cuidado de la salud mental es importante y en la familia lo asumimos de forma muy natural. Ahora ya se habla mucho del tema para que la gente no se quede aferrada a una idea antigua y por eso no busque soluciones.
Me siento muy cómoda en terapia y no me da pena decir que asisto, porque si yo estoy bien, puedo ayudar a los demás, no solamente a mi hija. A veces uno escuchando puede salvar una vida, porque no sabemos esa persona cómo está colapsada, no sabemos si en el entorno tiene a alguien que la escuche y la apoye”.
Al respecto, la Secretaría de Salud de Medellín da algunas recomendaciones para afrontar un caso de riesgo de suicidio: abordar abiertamente la situación, preguntar acerca de la autolesión o suicidio sin señalamientos y sin minimizar la situación, no invalidar las emociones que la persona esté manifestando, buscar ayuda profesional y si es riesgo alto, activar Código Dorado o llevar a la persona al sistema de urgencias.
Julieta es testimonio de la importancia de ser escuchada y buscar apoyo. Su mensaje para quienes estén pasando por una situación similar a la suya es: “Busquen soluciones con personas de confianza, aunque sea por momentos. Si sienten que ya no pueden más o que eso va a empeorar, no se queden solos y busquen ayuda”.
¿Qué hacer?
“Estar pendientes de los síntomas, porque si hay una alerta, uno no la puede obviar porque es hacerle entender a esa persona que no le importa, que no pasa nada y puede colapsar en cualquier momento. Se trata de tener una puerta abierta y conocer los canales de ayuda, porque a veces uno se pregunta: ‘Me tocó a mí, ¿yo qué voy a hacer?’ Porque uno nunca espera que le pase”, es la invitación de Gabriela para personas que, como ella, deban afrontar una situación de riesgo con familiares o amigos.
La Administración Distrital cuenta con una completa oferta de promoción de la salud y prevención del suicidio desde Medellín Te Quiere Saludable, con los equipos básicos de salud – EBAS. Los psicólogos que hacen presencia en los diferentes entornos realizan la identificación y gestión de los riesgos en salud mental.
Además, ofrece:
- Espacios dispuestos para la escucha activa: Escuchaderos y Centros de Escucha para prevención de consumo de sustancias psicoactivas – SPA: allí se brinda asesoría, consejería y acompañamiento psicológico gratuito a todos los habitantes de la ciudad.
- Línea Amiga: marcando el número (604) 444 44 48 o escribiendo al WhatsApp 300 723 11 23, las personas encuentran acompañamiento y orientación psicológica gratuita los siete días de la semana durante las 24 horas del día.
- Código Dorado: estrategia rápida y gratuita para atender emergencias por trastornos psicológicos y situaciones que afectan la salud mental. Se activa a través de la Línea Amiga o marcando el 123.
- Visitas de acompañamiento a personas que han intentado suicidarse y a familias que han perdido un ser querido por esta causa.
Encuentra más información en: https://www.medellin.gov.co/irj/portal/medellin?NavigationTarget=contenido/11035-Linea-Amiga-Saludable—Historia